Este programa tiene como objetivo formar técnicos aptos para trabajar tanto en la previsión de la delincuencia como en la reinserción social de las personas delincuentes y esto, antes de que comentan un delito o luego de una decisión judicial o de una medida de dejudialización.
Este técnico podrá intervenir cotidianamente y de manera directa ante jóvenes o adultos predelincuente y delincuentes, hombres y mujeres o ante víctimas de actos criminales. Su papel tiene tres dimensiones: el encuadre, la observación y la relación de ayuda.
El técnico interviene de manera directa y cotidiana ante personas adultas o jóvenes que estén bajo riesgo de delinquir o reincidir. Sus funciones se ejercen principalmente en el medio institucional y cerrado; debe entonces estar preparado para trabajar en equipo, en un marco estructurado. Esta realidad se traduce entre otras cosas por una agenda programada, turnos de trabajo y semanas irregulares.
Como las políticas criminales actuales tienden a fomentar la implicación comunitaria, el técnico también deberá aplicar programas de intervención en medio abierto.
Los medios de intervención de los graduados son entonces los siguientes: escuelas, familias, centros locales de servicios comunitarios, centros de entretenimiento, oficinas de consulta de la juventud, casas de jóvenes, talleres protegidos, centros de día, hogares de grupo, centro de acogida y de readaptación, establecimientos de detención federales y provinciales, centros residenciales o correccionales comunitarios, centros de prevención, centros de acogida seguros, centros de albergue para jóvenes infractores, centros de resoluciones de problemas para personas marginadas y centros de ayuda a las víctimas de actos criminales.